viernes, 31 de octubre de 2008

Vigilante

“Algo tiene su vuelo, que invita a la perplejidad… sus movimientos… Esa sabiduría en su mirada sin fronteras, que me tienta a descifrarla. Su recorrido por los senderos del aire, requiere que le preste atención a su plumaje, cuando ronda en lo alto o cuando desciende de la cima.

Ese recrear de su pensar, que la tierra no nos pertenece, así redoblemos los esfuerzos y renovemos los intentos.

Algo debe dejar su ronda por el sol cuando quiebra la brisa y deja sin efecto el viento huracanado, dominando ese sendero infinito como mensajero celestial.

Algo tiene el escrutar de su mirada, que nos obliga a anunciar su reto a la protección del ser debilitado, contra todo aquello que le merezca probar su extravagante impulso vencedor. Por algo se remonta y nos anuncia desde allá, que nos vigila y nos prohíbe desgastar sus pertenencias. Entrelazando su vigor al alma y voluntad de algún ser que logre hechizar, va buscando ese fervor exigido a su reinado, para llevarlo en su vuelo espiritual al infinito y bautizarlo en ceremonia consagrada a la conciencia comprometida del deber.

Surcando cielos, continúa cosechando espíritus y armando su ejército de voluntades, capaces de servir a sus oficios, con un sentido superior y universal.

Me ha tomado! Soy su siervo! y con gusto ofrezco mi furor a su favor para combatir toda materia sin conciencia, estrujando pensamientos y neutralizando cuanta danza se realice con influjos que busquen mitigar su heráldica virtud.

Me diluyo en su alma imperial, buscando su costumbre de mandato para apoyarme en su columna, encuentro en su cosecha un lugar para la mía. Somos uno, somos todos.

Allí estamos en su forma. Nos quedamos diluidos en su cuerpo de legión dignificada por la honra, para surgir como nuevos pensamientos. Secreta danza que ahora entiendo, nos consagra.

Anotando movimientos y frecuencias volamos hacia el horizonte iluminado, sintiendo la pasión ígnea incrustada en nuestro ser, nos eleva y fortalece la visión inspiradora de buscar el horizonte despejado. Bitácora vislumbrada, intuida y repasada por el tiempo, nos conduce en nuevos vuelos, a ese terciopelo, a esa suavidad y pureza codiciadas.”